a
Tu nave tiene brazos y se asombra. Tiene
alma y una vela alta donde recaen los vientos de los cuatro cardinales. Los
viajeros la contemplan desde el puerto. Las
aves se detienen como tránsito obligado antes de la próxima primavera. Se ensalzan,
graznan, se perdonan antes de cada sol naranja.
b
Tu nave tiene ojos y su sombra es
gigantesca: oculta medio orbe. Su designio es ignoto, mas su presencia reclama
proezas. Algunos corazones arrojados ganarán sus primeras insignias al intentar
ser sus primeros capitanes. Tropezarán inmisericordemente. El reloj indica las
seis, la hora del viento fresco.
c
El viento nos persigue en la isla, detrás
de las palmeras, a los pies de la
orilla. Arroja los dátiles y algunas aves
gordas que serán nuestro alimento. De vez en cuando vale repetir la historia
del maná.
d
Nadie sabe que el viento tiene guardadas
las palabras que se pronunciaron al decimoséptimo día. Ahora las envuelve, las
deja maduras y de vez en cuando las lanza a los campos de los abetos, las hace
viajar en luciérnagas y estalla en mil flores.
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on viernes, agosto 09, 2013
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Poemas de los Pasos Celestes
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