Tu ángel de la
guarda vino a verme esta mañana. Venía despeinado. Me asusté. Luego me sonrió.
Ni sol ni sombra
ni palabra ni carne
ni espuma ni voz
no pasos
no abrazos
no labios
no destello
no juramentos
no al borde del abismo
no frutas ni almíbar
no gaviotas ni cielo en tus ojos
no manos
no huellas
no ventanas
no fuegos de artificio
no timbres
no teléfonos
no relámpago
no canto
Ni piel ni cuadernos
ni aroma ni asombros
ni reloj ni brindis
Tu ángel de la
guarda me acompañó toda la mañana. Era azul. Vibraba en todas las tonalidades
del cian ¡Qué extraña criatura! Inocente y sobreviviente.
Caminamos desde
la Universidad hasta la esquina del Chicken King. Luego subimos en un colectivo
hasta Atahualpa. Pagué el pasaje de los dos y le conté que tenía que comprar
unos videos en Plaza Grau. Se ofreció a seguir caminando a mi lado. Conté las
monedas. Me reporté a casa. En la avenida España nos despedimos. Le encargué
unos abrazos. Nos miramos. Y nos despedimos. Lo vi alzar vuelo, mientras yo me
trepaba en la combi.
Texto: Luis
Cabrera Vigo
Imagen: Ángel
perdido - Internet
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on sábado, agosto 10, 2013
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Poemas de los Pasos Celestes
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