La hora que me devora
que nos toma y luego nos expulsa
ella es una madre terrible
nos acoge y nos endulza
Nos deja llegar
lentamente
sin exigencia
Nos aguarda
y desde el portal
nos contempla
nos mira llegar / infantes
nos ve crecer hijos de asombros cotidianos
ella es la que nos pinta los cabellos
del rojo al blanco
es ella la que nos arroja del paraíso
nos exilia de la tarde
se bebe el agua mineral que pedimos para los dos
es ella la que nos deja comulgar
en este evangelio sabatino
y luego nos arranca la hostia de las bocas
es ella
la hora que se devora.
Texto: Luis Cabrera Vigo
Imagen: óleo de Theressa
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on sábado, setiembre 14, 2013
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Cantos rupestres
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