A la melodía de diez a doce
Sean los dardos
las miradas de tu vereda
a mi butaca
flechas colmadas de brisa
líneas certeras de fuego
que se escriben
entre tus hombros y mis pies
saeta
al centro de los dos omoplatos
la ruta
que nos eleva
no tiene inicio ni final
sin escaleras ni ascensores
tu verticalidad se estremece
mi corazón se hace Sol
en el eclipse de tu norte y mi sur
el lago nos devuelve
las figuras de tu pistilo y mi estambre
en la eterna danza de nuestros primeros padres
allá entre los árboles y las quimeras
la señal era una valva que se abre
y otra que se cierra
y busco construir aquel túnel
que va de tu alma a mi rostro
de mi futuro a tus ojos
de tu nombre a mis versos
de mis óleos a tu vientre
de tu espalda a esta hoja
de tu cielo a mis gaviotas
de tus mis minutos a mi reloj astral
aquel corredor dorado donde sigue
siendo sábado y un gong estremece el séptimo cielo
aquel purgatorio
donde aún juegan nuestros lémures traviesos
aquella angostura
dónde siguen enlazadas nuestras sonrisas
y hechizos.
Texto: Luis Cabrera Vigo
Imagen: Detalle del Túnel homenaje a Ernesto Sábato de Maugdo Vásquez
López
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on sábado, julio 27, 2013
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Poemas de los Pasos Celestes
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