Cuando subes a la carabela
y me quedo en la orilla
hay un algo en ti flotando en la ribera
hay un aliento del mañana
una epístola detenida
mi nombre jugando en tus labios
un beso asustado
un deseo encogido
y estas manos adormecidas
el viento se estremece
y alborota tu cabello rojo
el mar se agita
y te refleja adolescente
niña del mediodía
el horizonte me hace una señal
desde el fondo
y me ofrece
cuidar la ruta de tu carabela
el cielo se expande
como un pulmón de niño recién nacido
desbroza nubes y arroja las tempestades
de tu frente y tus orejas
Cuando subes a la carabela
mis manos quieren ir contigo
y mis pies de crepúsculo
y mi corazón de cangrejo
y mis ojos que esconden tristezas
-hay una lágrima que su sal endulza-
y mis territorios son el molde del rompecabezas
donde tu estampa es la pieza capitana
donde tu voz es la clave del ábrete sésamo
y esta lluvia que cae aquí
dentro
me encuentra sin paraguas
mejor es desnudarse
dejar la camisa y las máscaras
para que el agua que siempre será buena
nos lave las malas sombras
En mis huellas digitales lo que hay grabadas
no son líneas de orate
sino tu rostro mi mujer de carabela.
Texto: Luis Cabrera Vigo
óleo: "Mujer de mar" de Patricia Avellaneda.
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on viernes, junio 21, 2013
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Poemas de los Pasos Celestes
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